De la misma forma que en verano podemos sufrir golpes de calor mientras trabajamos, el frío es uno de los riesgos laborales a tener en cuenta cuando realizamos nuestro trabajo en el exterior. Con la llegada del otoño y las primeras bajadas de temperatura, es necesario explicar la teoría de las tres capas.

Esta teoría es una recomendación efectiva para proteger el cuerpo de las inclemencias meteorológicas y mantenernos secos del sudor corporal. Consiste en una combinación de tres capas de ropa que trabajan en conjunto para mantener el calor y la comodidad:

1. Capa Base: Esta capa actúa como una segunda piel. Debe ser de material térmico que permita la transpiración, ayudando a evacuar el sudor y mantener la piel seca.
2. Capa Intermedia: Su función es proporcionar aislamiento térmico y retener el calor. Su grosor dependerá del nivel de frío al que nos enfrentemos.
3. Capa Externa: Esta capa protege contra elementos externos como el viento, la lluvia, la humedad o la nieve. Generalmente se elige un material impermeable, aislante y transpirable.

Este sistema de capas permite a los trabajadores adaptarse a diferentes condiciones climáticas, garantizando su comodidad y eficacia en el trabajo.

A la hora de elegir las prendas es importante tener en cuenta las características del puesto de trabajo o la tolerancia al frío de cada trabajador. Como todas las prendas utilizadas en un entorno laboral, deben ser seguras y permitir una correcta movilidad.

Además, para evitar pasar frío durante la jornada laboral es recomendable proteger la cabeza con un gorro de invierno. En esta zona del cuerpo se escapa hasta el 40% del calor corporal. También es interesante utilizar guantes térmicos y bragas para el cuello.

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